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VA POR VOSOTRAS, POR NOSOTRAS, POR TODAS.

Desde muy pequeña me he revelado contra la desigualdad. Es algo inherente a mí, lo llevo en la sangre. Nuca entendí por qué yo tenía que poner la mesa y mi hermano no, con lo cual, nunca puse la mesa. Es algo instintivo, supongo, y, a pesar de los pesares, mi madre entendió que mi hermano y yo somos iguales. Nos costó muchas broncas, y, por supuesto, a mí la fama bien merecida de rebelde. Rebelde si, pero con causa.

Desde Ciudadanos intentamos que los ahora llamados micro machismos, que no dejan de ser pinceladas heredadas de desigualdad, se acaben.

Así, el grupo municipal de Pontevedra acaba de presentar una moción solicitando que los cambiadores de bebes se pongan indistintamente en los baños, sin discriminación alguna por razón de sexo. Queremos acabar con los roles impuestos.

La lucha es encarnizada y además diaria. No podemos bajar la guardia si lo que queremos es conseguir un mundo más justo, un mundo donde ser mujer sea tan fácil y tan difícil como ser hombre. Si algo es cierto es que la igualdad consiste en saber que aún siendo diferentes, hemos de tratarnos como iguales.

Defendemos que la educación es la base fundamental para lograr una sociedad sana, una sociedad que mire hacia el futuro sin ningún tipo de carga o de vergüenza, y solo así, creyendo en nuestras bases, erradicaremos la consecuencia primera, la violencia de género. Siempre he mantenido que es la principal amenaza y la peor de las consecuencias. Cualquier tipo de violencia debe ser erradicada, cualquiera, sin ninguna duda, denunciada, juzgada y desterrada. Pero no debemos ocultar que la violencia de género debe tener nombre propio, y por desgracia también apellidos.

Por eso duele tanto leer, de la pluma del artífice de “Crónicas Bárbaras”, cuyo nombre no merece ni ser mencionado, que hay mujeres que se entregan voluntariamente a hombres violentos sabiendo que pueden matarlas, que les siguen suicidamente por el placer físico que les proporcionan. Debería ser valiente, debería mirar a los ojos de los huérfanos de este país, a las madres y los padres a los que les han arrebatado a una hija, a los hermanos que nunca más abrazarán a su sangre y decirles que la han perdido porque ella lo quiso. Esconderse detrás de una crónica y escupir es fácil, lo difícil debe ser convivir con una conciencia tan oscura y negra. Qué fácil es buscar una explicación culpando a las muertas. Qué bajo puede llegar a ser a veces el ser humano, qué barbarie permitir que salga a la luz. Para mí esa Crónica Bárbara es una forma más de la violencia ejercida contra las mujeres y como tal, debemos denunciarla.

Por si fuera poco, este bárbaro del periodismo, nos pide autorresponsabilidad para evitar machos violentos. Yo voy a ejercerla desterrándolo de mi memoria.

Muchos periodistas pontevedreses han demostrado que algo está cambiando. Han dado la cara contra uno de los suyos. Y eso es loable. Espero que tomemos ejemplo y cada día denunciemos públicamente a los terroristas de palabras, a los hombres que no aman a las mujeres, a todos aquellos que abanderan la desigualdad. Estamos en loita. Ni unha menos. Vai por vós.

María Rey, Concejala del grupo municipal Ciudadanos (C’s) en Pontevedra