GMC’s Lugo, 30 de agosto, 2016.
Asistimos con preocupación al anuncio de la adjudicación de las casetas y calderos del pulpo, sin duda uno de los elementos emblemáticos de las fiestas de san Froilán.
Teniendo presente la Ley de Contratos del Sector Público, llama la atención que no se haya tenido en cuenta criterio alguno más allá de la mera oferta económica y se hayan obviado otros, a nuestro entender fundamentales, como la experiencia o competencia profesional de los ofertantes.
En segundo lugar, la adjudicación de tres casetas y tres calderos a la misma empresa es claramente contraria al espíritu, si no a la letra, de la Ley de Defensa de la Competencia y, lo que es peor, al sentido común. Es difícil no plantearse qué puede ocurrir si surge cualquier problema que impidiera que esta empresa lleve a cabo su actividad. Perder una caseta puede ser un golpe para las fiestas, ya lo vimos el año pasado. Durante los próximos cuatro años, un problema con una sola empresa podría derivar en la pérdida de tres casetas y tres calderos.
En tercer lugar, parece claro que si el procedimiento de adjudicación utilizado hubiera sido el de subasta pública -como fue durante años, a pesar de cualquier otra crítica mucho mejor en aras de la simple transparencia- hubiese mejorado la capacidad de reacción de todos los interesados sin perder el empuje al alza de las ofertas económicas, algo que por otra parte era ya necesario en un procedimiento en el que algunos parecían excesivamente confiados.